El salario puede ser una necesidad, al principio, pero puede
convertirse en el peor enemigo.
El salario bueno, es sinónimo de comodidad y la comodidad
nos induce a un estado de menor esfuerzo porque estamos como queremos y tenemos
lo que queremos y si no lo tenemos, es cuestión de tiempo.
Un salario bueno nos permite pagar los impuestos, la comida,
el transporte y aún nos queda dinero para comprar lo que queramos.
El problema es que las facilidades de comprar en cuotas nos
hace endeudarnos por seis, doce, veinticuatro meses o más.
¿Qué pasa cuando perdemos el empleo si el único ingreso es
el salario?
No podemos pagar las deudas y estamos presionados para
encontrar cualquier cosa. Muchas veces sacrificando derechos laborales por unos
pocos pesos.
El salario es de pobres. Los ricos no quieren salarios,
quieren activos y, la única forma de conseguirlos, es construyendo sistemas
como el de McDonald, por ejemplo. Esto genera empleo.
Las personas deben ser enseñadas y capacitadas para crear sistemas,
de esta forma, habrá más puestos laborales y en lugar de ser un “mantenido” nos
convertiremos en creadores de trabajo.
El salario es el pago que una persona recibe para renunciar
a sus sueños, porque la seduce la comodidad de tener dinero. Pero si no sabe
usarlo, si lo administra mal, estará atrapada en la carrera de la rata.
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