El crecimiento de la población se disparó en los siglos XX y
XXV, llegando a una tasa de 2.1 por ciento y sigue en aumento.
Hoy, ya no es necesario reproducirse, dejó de ser necesidad
para convertirse en algo cultural, tener hijo porque sí.
Esto implica mayor cantidad de vehículos en las calles,
mayor volumen de personas en el transporte público, menos espacios en las
ciudades, aumento del consumo eléctrico, agua potable, alimentos, aumento de la
basura.
Antes, la incomodidad permitía el equilibrio entre naturaleza
y consumo. La incomodidad de tener que ir a buscar el alimento, en lugar de
comprarlo en el mercado, nos permitía, cazar, para la comunidad (compartir),
hacer actividad física, en lugar de estar sentados frente a la pc.
El precio del progreso es la contaminación, el aumento de
los límites de los recursos, menos espacio, obesidad, consumo, aumento de la
basura, producto del consumo.
Si no pensamos en todo esto, además de los riesgos que
nuestros hijos correrán; enfermedades, malformaciones, situación social,
agresiones, violencia, muerte, nos arriesgamos a dos tipos de escenarios:
Escenario uno:
Las elites y los gobiernos, viendo el problema del
crecimiento de la población deciden tomar medidas. Puede hacerlo de dos formas:
Fomentar un conflicto armado en algún lugar lejos de esos
países pero podemos ser nosotros quienes sufran las consecuencias
O distribuir alguna especie de virus, también lejos de esos
países y podemos ser nosotros quienes seamos afectados.
Dejar la decisión en otro, puede ser perjudicial para nosotros,
nuestras familias, mientras los que viven en otros países son los afortunados
de la buena vida.
Escenario dos:
La colonización espacial. Pero esto no significa enfrentar
el problema, sino retrasarlo hacia el futuro. Puede ser ventajoso que, así como
Europa se deshizo de los malvivientes, enviándolos a las colonias americanas,
el planeta puede hacer lo mismo, enviando los malvivientes a otro planeta,
eliminando la desigualdad social, el crimen y la contaminación de la Tierra.
Pero esparcir la estupidez humana en el universo, me parece
un riesgo bastante grande. Los humanos merecen la extinción, para que la flora
y fauna de otros planetas no sufran la destrucción y la de la Tierra, puedan
volver a recuperarse.
Tenemos la decisión de ser egoístas y tener hijos o pensar
en el futuro de nuestros hijos, en nuestros semejantes y en ese terrible futuro
donde los fuertes y adinerados tendrán más chances de sobrevivir.
Pensemos en el bien común y no dejemos que nadie más piense
y decida sobre nuestro futuro.
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Acta non verba
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